Empezaré destacando cuan grande es mi penar para con la humanidad, simplemente por tener que entrelazar las siguientes palabras, tipear las siguientes letras y explicar con tanto detenimiento y claridad las siguientes ideas.
Y como era de esperarse, la real academia española, nunca ayuda mucho a innovaciones entusiastas por su casi nula pedagogía al definir.
Así que finalmente decidí seguir sin detenerme en formalidades...
La bondad es una capacidad que puede practicar cualquier ser humano, por su inherente condición de sociable. La persona bondadosa, decide adoptar esa capacidad el mayor tiempo posible.
Los bondadosos viven 24hs al igual que vos y que yo, pero esa extraña raza de gente subversiva, elige transmitir buena onda todo el tiempo. Los normales nos preguntamos a menudo: ¿qué es lo que les pasa?
No sólo por su alocada decisión, sino también por su afán de sonreír, de ver el brillo en las cosas.
Gracias a Giovanni Sartori se me acaba de aclarar en la mente, la forma de describir a estos peculiares seres con mayor precisión.
Las personas bondadosas se clasifican en tres tipos distintos.
En primer lugar, los niños
Las personas chiquitas tienen la particularidad de pertenecer a la nomenclatura “bondadosos” ya que independientemente de su condición cultural, el color de su inocencia siempre termina empapando tu mundo, mi mundo. El de todos. Son lo que viene y lo nuevo. La ternura más preciada y la ingenuidad de lo espontáneo.
En segundo lugar, los pobres
Polémica palabra, “pobre”. Incómoda, injusta sin excepción. Explicitando el pobre no debería existir (que conceptualmente limitado es tener que aclarar cuando algo está más claro. Pero les aseguro que es peor, desmedidamente triste y necesario aclarar, cuando no se está totalmente seguro de que la opinión humanitaria, sea la global). La injusticia sucede en primer lugar quizás desde la narrativa.
El pobre sabe que lo es, se asume pobre y deja que los demás lo acepten pobre. Se levanta a la mañana, labura o no. Respeta o no. Lo muestra, lo banca y hasta a veces, lo enorgullece.
La discriminación la hace la misma palabra que refleja una misma realidad cultural. Cuando no se nombre más, dejará así de existir.
Los pobres somos el pueblo.
Y en tercer lugar, todos los residentes del mundo restantes
Dícese que uno es un ser cultural y nada más que eso. Con dialecto, con identidad o principio. Seres, somos seres que fuimos, que somos y que podríamos ser. Todos tenemos la facilidad de ser buenas personas. La gente sirve bien sólo para ser feliz.
Cuenta la leyenda que todos los bondadosos esperan oportuna y atentamente todos los momentos para poder ver sonrisas producidos por ellos. Pero a la vez juran tener que dormir, al menos 5 horas diarias para recobrar el entusiasmo y poder seguir. Respirando y haciendo reír, escuchando y siendo feliz.
Idea de persona indiferente: no pienso ni ojear la real academia española. Ya que decidí mantenerme fiel a lo que escribo con anterioridad menor a 30 minutos.. (así siento que me soy sincera conmigo mismo, “que siniestro, buen trabajo psicoanálisis!!”).
Volviendo al asunto en cuestión... Idea de persona indiferente: Una persona que ignora con frecuencia y que, a diferencia de la raza de bondadosos, prefiere no generar sentimiento alguno, aunque con su afán de “me chupa todo un huevo” logra excelentes niveles de marginación y desunión social.
Los indiferentes ignoran su daño, no obstante, no por ignorarlo se les adjudica inocencia. Todo lo contrario. Los indiferentes matan sin armas, más bien, con frecuencia utilizan sus miradas. Igualmente espontáneos que los bondadosos, pero sin piedad alguna y con una selectividad propia del medioevo.
Tipología gracias a Sartori de los Indiferentes
Los hay empleados
Los indiferentes empleados son los que por lo general se olvida de que los compañeros, los clientes o los subordinados son personas. Leales a derivar reclamos, no responsabilizarse por nada y buscar la utilidad máxima. Utilidad llamaremos, en este espacio (notoriamente) poco contable, al beneficio propio ya sea relevante a tiempo o plata. Relevante a tiempo y plata que a veces son tan proporcional, como desproporcionalmente, lo mismo.
Los hay indiferentes ricos
Sin necesidad de contar con dinero, ya que lo encontramos bien en las clases medias e inclusive medias bajas. Hipócritas. Con el estandarte de no tener la culpa de nada y no reconocer la azarosidad propia del buen mundo en el que vivimos. Nunca les gusta Historia Latinoamericana y quieren un auto, una mujer, una casa y un perro. Si es posible antes de los 40.
Los hay, en último lugar, pertenecientes al género humano
Todos y cada uno de nosotros podemos hacer cualquiera y derivar en una mirada agresiva o en palabras feroces, sin siquiera darnos cuenta.
Es fácil deducir cuán diferentes son estas especies mencionadas y, a la vez, la delicada línea entre ambas ejemplificaciones sigue siendo difusa.
Elegir ser bondadoso o indiferente es lo que determina personalidades y momentos especiales en la vida.
Si uno elige alejarse de la violencia como un acto consciente de todos los días, pretendiendo hacer feliz y alegrar, el ánimo sube y el bienestar aún más. Tanto el propio como el ajeno.
Axioma de la vida linda
Siete mil ciento veinticinco miles de millones de habitantes del mundo. Siendo que uno puede conocer un promedio de ciento cincuenta personas, ¿A cuánta gente ignoramos sólo por el hecho de no conocerla? ¿Por qué el sentido de pertenencia está tan implacablemente grabado en nuestra conducta?
Ya que de esto no podemos escapar, la que queda es ser amables. Y más que esperar ser amables desde el punto de vista de los demás... más que querer ser amable, lo que es mejor aún...
es simplemente amar.