Sentir es inevitable. No esta en elección. No se controla eso. Más allá de cualquier deseo o imposición. Algo que se siente adentro no puede evadirse y hacer como si no pasara nada.
El dolor es uno de los sentimientos más difíciles de esconder, lo poco que viví me hizo entenderlo. Todos tenemos un punto débil, todos sufrimos por algo. Es algo normal y entendible, pero los problemas aparecen cuando no podemos asemejar nuestro sufrimiento al de la otra persona. Cuando subestimamos el dolor del que tenemos al lado, o cuando nuestros problemas pasan a ser mucho más importantes que todo lo demás, cometemos el error de olvidarnos que el dolor es el punto en el cual todos somos idénticos. Yo, con conocimiento de causa, puedo sostener lo que escribo, ya que era así. Hasta que hace pocos días una de mis mejores amigas me hizo dar cuenta de lo contrario, sin quererlo. Nosotras somos personas totalmente diferentes, con formas de ser bastante opuestas, con experiencias incomparables y sin embargo contándonos lo que nos pasaba, noté que a pesar de tener esas experiencias incomparables, ambas sentimos el mismo dolor. Y pensando un poco más generalmente, aunque nunca haya pasado por muchas situaciones o aunque no conozca a todo el mundo, sé como alguien puede sentirse si hablamos de sufrimiento.
Es difícil sobreponerse al dolor, pero si se tiene en claro que uno no está sólo, todo se simplifica.
Nada es insuperable.
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