Tu respiración me lastimaba en lo más profundo de mi ser, tus brazos me abrazaban con un amor que nunca existió... pero que ahí estaba. Ni un beso, ni la pasión más intensa que sentí se podrían comparar con lo que me demostraba cada uno de tus abrazos, tu calma, tu vulnerabilidad. La adrenalina y la pasión de la cual esa cama pudo ser testigo, se opacaron por completo cuando, al mirarte fijo, te estremecías y suspirabas de esa forma tan particular.
Cualquier deseo de mi mente paso a un segundo plano cuando me preguntaste si estaba bien, si no tenía sueño. Todo pensamiento que pasara por mi cabeza te requería como protagonista. A vos, y a tus sueños... los cuales esa madrugada, casi pude tocar.
Muy bueno el blog, te dejo el mío
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Nos leemos, saludos